¡22 de Mayo de 1917! Fecha
gloriosa que señala el duro y fatigoso inicio de un camino que hizo historia en
el Valle de Chanchamayo, abriendo a la esperanza el corazón de sus pobladores y
marcando sobre todo rutas seguras a su numerosa juventud , siempre tan inquieta
y deseosa de superarse.

Muy
significativo había sido para las Hermanas, encontrar allí, casi en primera
fila, entre las personas que las habían ido a espera, a un grupo de alumnas,
niñas y adolescentes, con flores en las manos, acompañadas por su joven
Directora y maestra, la Srta. Irene Pelfine (señora Cerina), la que más tarde
llegaría a ser la clásica profesora del “488” y la veterana y benemérita
maestra del pueblo de Chanchamayo.
Este
espontáneo y curioso recibimiento del pueblo, había alegrado mucho el corazón
de las buenas misioneras, las que por su parte contagiaron en seguida la
alegría y el entusiasmo que traían, fruto y característica peculiar del
espíritu salesiano a; el que las animaría y guiaría en la no fácil empresa que
iban a iniciar.
Ellas
eran: SOR TERESA TAPPARELLO, Directora ; sor HONORIA O ‘TOLLE, (la alegre y
graciosa cronista del viaje) quien iba como enfermera y se encargaría del
Hospital; mientras SOR MARIA LUISA HERMOZA iba como maestra y se haría cargo de
la Escuela, junto con la Directora.
Las
acompañaba la Madre Inspectora, la intrépida y recordada Madre Décima Rocca,
figura eminente de misionera y de superiora en el Instituto de las Hijas María
Auxiliadora, quien solicitada por el Presidente de la Republica , Dr. José
Pardo, en coordinación con el entonces Prefecto Apostólico de la zona ,
Monseñor Francisco Irazola, de la Orden Franciscana , había aceptado la obra
con sus dos campos bien definidos: salud y educación, los que serían sostenidos
por el mismo Gobierno, mediante un Contrato que se había estipulado entre la
Congregación y el Gobierno.
Igualmente
Sor Hortensia Muga que, aunque no iba todavía como personal de la nueva misión
, formó parte de esta primera expedición misionera a la Selva Central del Perú
, pues habiendo ido el año anterior con Sor Teresita Preiswerk acompañando a Madre
Décima para explorar el campo de la nueva obra propuesta, podía servir de guía
mientras con la madre Inspectora, a la que acompañaría de regreso a Lima ;
ayudaría a encaminar a las Hermanas en las primeras y más urgentes tareas que
exigía la misión.
El
pueblo, formado por entonces, por colonos extranjeros y peruanos, como también
por las numerosas comunidades nativas de la región; no tardó en sentirlas
madres, hermanas, maestras y amigas que iban a compartir con él, especialmente
con los más humildes, los más necesitados y los más abandonados; las
esperanzas, las alegrías, las penas y sobre todo el dolor que en este momento
invadía el alma de todos, a causa de la “fiebre amarilla”, o paludismo, que los
iba diezmando cada día con más furor.
LA ATENCIÓN A LOS ENFERMOS:
Y
de hecho, las hermanas fueron enseguida los ángeles consoladores de estos
pobres enfermos que, a centenares llegaban cada semana al miserable “Hospital
de Palúdicos”, donde al inicio faltaba todo, hasta lo más indispensable y
elemental. Ellas se amanecían y anochecían junto a sus queridos enfermos; sin
medir tiempo ni sacrificios, prodigándoles con amor cuanto podían y estaba a su
alcance, a fin de aliviar sus dolores físicos. Mientras la caridad, el consuelo
y la esperanza que iban comunicando mitigaban sus penas y fortalecía su fe.
Sabemos,
cómo esta caridad sin límites de las Hermanas para con los pobres enfermos; con
frecuencia llegaba hasta el heroísmo, ya que el clima sobre todo, infecto por
la malaria que atacaba seriamente la salud de las mismas, y la falta de medios
que dificultaba a menudo su trabajo, debilitaba sus fuerzas y minaba su salud.
Sor
Teresita Preiswerk, un ejemplo de caridad heroica: a propósito, cabe mencionar
a la querida Sor Teresita Preiswerk , quien al año siguiente de la fundación
había ido de remplazo de Sor Onoria que, atacada gravemente por la fiebre
amarilla, o malaria, había tenido que abandonar la misión, con gran pesar.
Sor
Teresita, después de haber trabajado con valor y sin descanso para la mejora
del Hospital y en alivio de los pobres enfermos, junto a los cuales, siempre de
pie, pasaba días y noches enteras, como una verdadera madre , prodigando alivio
y consuelo ; no tardó en ser atacada también ella por el terrible mal del
paludismo, el que trató de ocultar enseguida , desde sus primeras
manifestaciones ,( las que ella bien conocía) a fin de no ser trasladada a otro
lugar , como indudablemente lo habrían hecho las superioras al saberlo, y poder
consumar su vida hasta el último momento junto a sus queridos enfermos . Y de
hecho, a Sor Josefina Recagno , su compañera de trabajo, pocos días antes de su
muerte le había dicho en confianza: “Quiero morir junto a mis queridos
chunchos” ( como cariñosamente llamaba a sus enfermos) y como ellos ser
sepultada al lado del rio y a la sombra de las palmeras.
Y
así fue! La Sor Teresita, silenciosa y rápida como un ángel, volaba al cielo en
la víspera de la gran fiesta de la Virgen Inmaculada, la que tanto había amado
y hecho amar. Indudablemente que con ella fue a interceder ante el Señor por la
salud de sus enfermos y por todas las necesidades de la incipiente misión .Era
el año 1918.
Sin
contar cómo el pueblo y especialmente los enfermos habían quedado sumidos en el
más profundo dolor , al recibir improvisamente la triste noticia de que también
Sor Teresita se había ido al cielo… , diremos que , efectivamente, con gran
maravilla de todos; después de la muerte de la querida hermana , había cesado
completamente el flagelo de la fiebre amarilla, y por muchísimos años no se
registraron más en el hospital de la Merced, casos de defunciones por esta
enfermedad, la que tanto estrago había hecho entre los pobladores del Valle de
Chanchamayo.
El
Señor había aceptado el sacrificio heroico de la generosa hermana, y desde su
muerte, la misión, que estaba a punto de cerrarse, precisamente a cusa del
paludismo que constantemente atacaba la salud de las hermanas, empezó a
florecer de tal manera que nadie podía creerlo.
Bien
podemos aplicar a Sor Teresita estos versículos del evangelio de San Juan, cap.
12,24-25.
“…si
el grano de trigo no muere, no podrá dar fruto; si muere, podrá producir frutos
abundantes… Quien ama su propia vida la pierde; quien en cambio descuida su
propia vida en este mundo a causa del Evangelio, la conservará para la
Eternidad”.
Estamos
convencidas que Sor Teresita había hecho suyas estas palabras del Señor, y eso
explica el maravilloso y rápido desarrollo de la obra en la Merced, después de
su partida para el Cielo
El florecimiento de la Obra:
En
seguida, otra alma, no menos entusiasta y generosa, Sor Hortensia Muga, de
grato recuerdo para todos, tomó el lugar de Sor Teresita y en el Hospital se
continuó con la atención a los enfermos, mientras también, para la escuela,
había llegado refuerzo de personal para atender a la instrucción y formación
cristiana de las niñas, misión específica de las Hijas de María Auxiliadora.
El
camino ya estaba abierto y no había que seguir bregando para ir haciéndolo
¡cuántas fatigas y sudor! cuántos sufrimientos y cuántas lagrimas había costado
abrirlo ya que la falta de medios y de la pobreza del ambiente, junto con la
hostilidad del clima, formaban obstáculo continuo y serias dificultades. Pero,
no tardó el Señor en premiar el esfuerzo y la fe de sus esposas, las que solo
buscaban su gloria y el bien de los hermanos.
En
pocos años, bajo la guía inteligente y dinámica de la piadosa y sacrificada Sor
Hortensia Muga, ambas obras, Hospital y Escuela tomaron tal impulso que el
pueblo mismo de Chanchamayo había quedado maravillado.
En
el hospital se tuvieron buenos médicos y enfermeras, un capellán estable para
el servicio religioso, suficiente personal de servicio, una farmacia bien
fornida, instrumentos de cirugía, etc. Cuartos de servicios discretamente
implementados (cocina, lavandería, planchador, despensa) habiéndose construido
poco a poco los necesarios ambientes para los enfermos: salas comunes para
hombres, mujeres y niños; pabellones para enfermedades infectocontagiosas y una
hermosa clínica con cuartos individuales y comunes, pudiendo contar asimismo
con las necesarias oficinas para la administración del hospital.
A
las Hermanas parecía un sueño el haber podido llegar a todo esto, mientras se
alegraban sinceramente por la mejor atención que se podía dar a los enfermos.
Más
de cincuenta años floreció la caridad de las Hijas de María Auxiliadora en este
Hospital, donde se distinguió de manera especial la bondad, el espíritu de
sacrificio y la habilidad de nuestra querida Sor Albina Panzolato, como
enfermera.
Quién no recordará
su constante sonrisa buena? ,Sus palabras de fe y de aliento?.
¡
Cuantas y hermosas páginas de historia podríamos escribir de este hospital ,
contando desde los inicios ¡ Pobrezas y penurias , trabajos, esperanzas, penas
y alegrías compartidas, almas y cuerpos salvados , corazones consolados,
conversiones de vidas , gracias y favores recibidos, estímulos y desalientos ,
metas alcanzadas, misericordia de Dios y su Divina Providencia, como también
los frutos de una entrega total y generosa al servicio de los hermanos enfermos
, animada por la fe y sostenida constantemente por el amor y gracia de nuestra
Madre Auxiliadora.
La acción educativa en la escuela:
Con
no menor fervor y entusiasmo se había ido trabajando en la Escuela para
promover la fe y la cultura entre las niñas del lugar. Tarea que a través de
los años fue gradualmente intensificándose y ampliando sus beneficios con gran
ventaja del pueblo de chanchamayo, el cual reconoció siempre en ella un
apreciado y concreto aporte a su desarrollo y cultura.
Escuela
y Oratorio eran una fiesta para las niñas y una alegría para sus padres, y
cuando Sor Hortensia , tras fatigosas e interminables gestiones con el
Gobierno, pudo conseguir terreno y local propio para el funcionamiento de la
misma, y pudo añadirse también el internado, el que siempre fue muy numeroso y
organizar para las tardes una especie de taller , donde las alumnas internas y
externas podían ir para aprender algo útil para la vida; entonces la
satisfacción de los padres de familia y el contento de las mismas niñas y
jovencitas fue al completo.
Con
cuanta nostalgia recuerdan aún hoy algunas veteranas ex alumnas de aquellos
tiempos, esas horas libres de la tarde, las que en algunas ocasiones,
especialmente para las internas , sobre todo con motivo de preparar fiestas,
tómbolas o teatros , se prolongaban hasta horas de la noche, transcurridas con
alegría y sencillez, en ese ambiente de la Escuela, caldeado por el cariño
santo de las hermanas, y en el que se respiraba el tonificante y característico
espíritu de familia, junto con la piedad eucarística y mariana que con sabias y
originales industrias sabían inculcar las Hermanas!
¡
Con qué viveza de palabra y con qué entusiasmo , como si estuvieran todavía
saboreándolas , y con qué riqueza de detalles nos cuentan de esas horas felices
que ellas han gozado junto a sus maestras y asistentes, Carmen Balestra, Rosita
Sanz , Angelita Bazo, que son las de la “ primera hora “, Nicolasa Vicuña y
otras veteranas de la primera y de la segunda hora , que a menudo las
encontrábamos en el pueblo.
Interesante
el cuadro que nos describe, al respecto, Carmen Balestra: “Allí, una aprendía a
tejer chompas, medias, chalinitas; otras aprendían a zurcir y a remendar, a
pegar broches y botones, a bordar, a pintar, a hacer flores, a coser falditas,
etc. Mientras habían otras que también aprendían a tocar la mandolina y el
piano, y nunca faltaba la hora para repasar las elecciones del día siguiente”.(
En aquel tiempo las Hermanas tenían muy bien organizada la orquestina,
integrada también por algunas señoritas y caballeros, y con la cual alegraban
siempre las fiestas salesianas).
Y
es interesante saber cómo muchos de estos trabajos que aprendían las niñas,
tanto internas como externas, servían para la “ tombolita” que casi cada semana
solía armar Sor Hortensia, en la veredita junto a la casa : el día de feria,
cuando la gente bajada al pueblo para hacer sus compras, y que servía para
pagar el pan de los enfermos, ( lo que el Gobierno pagaba para alimentos no
bastaba) y también para ayudar a Sor Hortensia a levantar los muros de la
Escuela.
Es
hermoso pensar cómo el Señor bendijo esta casa, y cómo la Virgen Auxiliadora,
con su asistencia y protección materna ayudó a sus Hijas a hacer de ella, en
tan breve tiempo, un verdadero centro de irradiación cultural y cristiano.
El
campo árido y cubierto de abrojos y espinas que las Misioneras habían
encontrado al llegar, muy pronto se convirtió en ameno jardín donde las flores
siguen abriéndose a la vida, bajo la luz bienhechora del Sol Divino y al
influjo santo de la dulce Madre Auxiliadora.
Desarrollo da la obra y su proyección pastoral y
formativa:
Después
de 50 años de vida, la obra que poco a poco había ido tomando cuerpo y forma,
parecía haber llegado a su máximo desarrollo, gracias al esfuerzo constante de
las Hermanas y al decidido apoyo de los padres de familia, del pueblo, de las
ex alumnas y de las autoridades del distrito, las que en todo momento y en toda
forma brindaron siempre su ayuda.
La
escuela, con el anexo Jardín de Infancia, tenía su hermoso y moderno local con
sus aulas , oficinas, patio y servicios, y sobre todo , con su amplia y linda
Capilla que era lo que más gustaba a las alumnas y exalumnas ( fue el último
esfuerzo de la querida Sor Hortensia Muga, que no alcanzó verla terminada).
Las
alumnas que la frecuentaban eran más de 500, más los 160 niños del Jardín de
Infancia; y la labor que con ellos se desarrollaba, en diferentes ocasiones
había sido oficialmente reconocida, tanto por las autoridades del Ministerio de
Educación como por las autoridades de la Provincia y del Distrito, como lo
confirman los numerosos diplomas y estímulos que en el archivo de la misma se
conservan.
Era
muy floreciente el Oratorio Festivo, tanto el de María Auxiliadora que
funcionaba en la casa todos los domingos y fiestas de guardar, como el “Domingo
Savio” que se tenía los sábados por la tarde en la Escuela del Padre López,
“488”. ¡Cuántas Primeras comuniones se prepararon también en este
Oratorio!... y cuantos grupos de lindos monaguillos que aprendían a servir en
la Iglesia, especialmente en las fiestas y en los diversos acontecimientos
religiosos!.
Igualmente
las “Asociaciones Piadosas” (Angelitos, Jardín de María, Aspirantes, Hijas de
María, etc.) y clubes que las Hermanas cultivaban con especial empeño, eran
medios excelentes que servían para promover el nivel espiritual y cultural en
el ambiente de la Escuela. ¡Cuánto entusiasmo despertaban sus iniciativas y sus
concursos …¡ cómo incidían en la formación de las alumnas!
Muy
activa y eficiente era la Asociación de Padres de Familia que actuaba apoyando
a la escuela, en la que cabría normar a tantas beneméritas personas que por sus
acertadas iniciativas y trabajos, como por su generosa y constante
colaboración, hicieron prosperar la Escuela aumentando su prestigio y valor.
Será siempre profunda y sincera la gratitud de las Hijas de María Auxiliadora y
de los centenares de alumnas que pasaron por sus aulas.
También
la Unión de las exalumnas era numerosa y muy dinámica. Participaba con gusto en
las actividades catequísticas de las Hermanas y en la labor social y de
promoción humana que se desarrollaba en la escuela y en los diferentes anexos y
caseríos de la zona donde semanalmente iban las Hermanas para la catequesis.
Igualmente,
las Ex alumnas participaban activamente en las fiestas y acontecimientos de la
Iglesia, y muy especialmente en las propias del Instituto; y con no menor
entusiasmo participaban también en las actividades del pueblo y en las
representaciones artísticas de la Escuela donde no sólo se hacían apreciar por
el sentido de responsabilidad y espíritu de colaboración, como frutos de la
formación que habían recibido, sino también por el arte y la gracia con que
actuaban. ¿Quién no recuerda los hermosos dramas romanos, los divertidos
sainetes que armaban y los cuadros vivos que representaban las Ex alumnas,
bajo la paciente guía de Sor Rosita Stagnaro o de Sor María Olivera? ¿Y
los primeros conciertos de mandolinas, violines y piano, con Sor Margarita
Arias, Tito Tealdo, las hermanas Riveras y otras Ex alumnas más?
Merece
un especial recuerdo la querida Srta. Maruja Rojas, de grata memoria, la que
por muchos años animó y dirigió la Asociación de Ex alumnas, manteniendo en
ella la unión, el entusiasmo y la iniciativa, y sobre todo, el gran amor a
María Auxiliadora en el que tanto se distinguía.
EL APOSTOLADO PASTORAL Y CATEQUÍSTICO DE LAS
HERMANAS Y SU PROYECCIÓN EN LA ZONA:
Aunque
toda la acción educativa de las Hermanas estaba impregnada del característico
espíritu apostólico, inspirado en la “ Damihi animas”… (dadme almas) de Don
Bosco; tenían actividades y programas específicos para la instrucción y
formación cristiana , las que no solamente se limitaban al ámbito de la Escuela
“ María Auxiliadora , sino que abarcaban los niños y jóvenes de los demás
Centros Educativos que se habían ido creando en la Merced y de sus alrededores
, como también a los niños , jóvenes y adultos de los diferentes pueblos y
anexos , donde cada domingo se llegaba puntualmente con el Misionero , Rev.
Padre López, Capellán muy benemérito de la casa y del Hospital, tres alumnas
del “Grupo Misionero” y con tres ex alumnas. Siete eran entonces los centros de
misión que por turno se visitaban cada domingo.
Allí
también se preparaba para la Primera Comunión y demás sacramentos. Más tarde,
cuando el Exc.mo Monseñor Luis Blas Maestu, de santa memoria, pidió a la Madre
Inspectora Sor Lucía Potestá, dos Hermanas a tiempo completo, para que se
hicieran cargo de la Catequesis y de la enseñanza religiosa en las escuelas y
Colegios del Vicariato, especialmente en la zona de la Merced; esta labor
catequística y misionera, en coordinación con el mismo señor Obispo y con la
Oficina Regional de Educación Católica, como también del Rev. Padre Párroco de
la Merced y de las respectivas autoridades escolares del lugar, pudo
organizarse de tal manera que por muchos años gozaron de sus beneficios unos 24
Centros Educativos, los que puntualmente eran atendidos con una y más horas
semanales de religión , (según el número de alumnos) además de otras
actividades religiosas y de promoción humana que se desarrollaban en el pueblo
con los adultos, especialmente con motivo de la “Semana Pastoral”, la que se
llevaba a cabo cada año en todos los Centros , con la presencia activa del
Señor Obispo, y que tenía por objeto la renovación espiritual y cristiana de
los pobladores.
Igualmente,
de esta actividad apostólica y misionera en los Centros Educativos de la zona,
quedaban espiritualmente beneficiados también los profesores, quienes
aprovechaban los breves cursillos de Implementación religiosa que para ellos se
organizaban de vez en cuando, a fin de facilitarles el desarrollo de sus
respectivos Programas de Religión, obligatorios en todas las Escuelas.
ACCION MISIONERA EN PAMPA MICHI:
Entre
las actividades catequísticas y misioneras de las Hermanas en estos últimos
veinte años, especialmente en la década del 1975-1985, fueron de particular
interés apostólico, las que se realizaban en la Comunidad Nativa de PAMPA
MICHI, entre los queridos hermanos campas; donde el Evangelio que se ofrecía,
en forma comprensible a su mentalidad, junto con el amor a la Madre de Dios;
era recibido como un verdadero “don” y como el medio “único y más eficaz”(
según la expresión de Capurro), para superar las barreras de la ignorancia y de
la pobreza.
¡Cuánto
habría para contar de estas hermosas experiencias misioneras en Pampa Michi!,
donde el “Jesús Niño, vivito” de los pequeños y el “Cristo Dios, vivo y
presente “de los adultos, en el rústico sagrario de la improvisada y humilde
cabaña de paja y homiro, en el centro de la pequeña aldea fungía de Capilla;…
era sentido y sinceramente adorado, alabado e invocado como Padre, Hermano y
Amigo.¡ Cuánta sinceridad de sentimientos , en tanta sencillez y humildad de
hijos! Con qué fervor repetían en coro, al terminar cada Eucaristía, “ Pasunqui
Pawa!!”(Gracias Padre Dios) y cantaban luego con gran entusiasmo. Y en Pampa
Michi los campas cantaban las alabanzas a Cristo Salvador, demos gracias al
Señor.
¿Y
qué decir de su “Madre y Patrona María Auxiliadora “? Luego de haber conocido
de parte de las Hermanas ¿quién era?, los nativos la quisieron como “Patrona y
Madre” de Pampa Michi. Y allí sigue ella como Reina y Madre cariñosa de sus
hijos, protegiéndolos y librándolos de los peligros, y sobre todo alentado su
fe.”Iná! Iná!” (Madre).De esta acción evangelizadora y misionera, cuántos
hermosos frutos han madurado y siguen madurando, aunque ocultos bajo el espeso
e ingombrante follaje de la exuberante y característica vegetación de selva que
cubre este “rincón de Cielo” que es Pampa Michi!
Y
así se iba irradiando la fe cristiana en los pueblos.
LA OBRA ACTUALMENTE:
No
fue menos el entusiasmo con que se vino trabajando en estos últimos años,
centrando como siempre la mayor atención en la numerosa juventud que predomina
el porcentaje de la población de Chanchamayo, la que, inquieta, y en gran parte
abandonada, aspira a recorrer rutas nuevas y diversas , de las que no siempre
entienden claro las metas a qué conducen. Para ella se multiplicaron esfuerzos
y fatigas, renovando métodos y estructuras conforme lo exigía la misión;
compartiendo con la Iglesia Local y con el pueblo, siempre atento, colaborador
y generoso, justas inquietudes, optimismos, trabajos y tareas, sacrificios,
esperanzas y alegrías.
Prueba
de ello es ante todo la ampliación del servicio educativo con la enseñanza
media , iniciando en la misma Escuela en 1986, gracias al permiso concedido por
la entonces Superiora Provincial Madre Matilde Nevares, que fue miembro del
Consejo Generalicio de la Congregación en Roma; gracias también al insistente
pedido del pueblo, especialmente de los Padres de Familia y de las Ex alumnas,
de las autoridades, Sr. Mario Jerí López, amigo y bienhechor de la obra, primer
Alcalde de la Provincia de Chanchamayo, y gracias particularmente al recordado
y Santo Monseñor Luis B. Maestu, entonces Vicario Apostólico de San Ramón,
quien en repetidas ocasiones había expresado este deseo a Madre Matilde. Al
respecto viene bien recordar que precisamente en su último saludo a la querida
Superiora , la que acababa de hacer la última visita a la casa de la Merced y
partía luego para Roma ; al concluir la misa de despedida que las alumnas, ex
alumnas y Padres de familia le habrían ofrecido y que el mismo Señor Obispo
había celebrado en la Iglesia – Parroquial; manifestó a Sor Matilde Nevares que
no olvidara que “ En María Auxiliadora” de la Merced era “ urgente y necesaria”
la enseñanza media para las niñas.
La
madre Graciela Pinto, hizo realidad dicho deseo, permitiendo de esta manera que
las alumnas pudieran continuar su formación bajo el manto protector y
bienhechor de nuestra Madre Auxiliadora.
Intenso
fue el trabajo y dura la fatiga para conseguirlo, como nos consta a las
Hermanas, a los Padres de Familia y al pueblo en general, y como consta
especialmente a las Superioras, las cuáles no ahorraron tiempo ni sacrificio
alguno para encontrar los medios necesarios.
El
redoblado esfuerzo de la Congregación, con el generoso apoyo de las Superioras
y de las Hermanas y nuevamente de los Padres de Familia y del Concejo
Provincial de Chanchamayo, encabezado por el entusiasta y no menos dinámico y
efectivo Alcalde Prof. Carlos Cordero, la colaboración ( de una o de otra
forma) de las alumnas, y la valiosa contribución de instituciones benéficas y
de generosos bienhechores de la zona, como en el caso del Sr. Jesús Arias
Dávila.
El
colegio” MARIA AUXILIADORA” en La Merced, en el antiguo terreno adquirido de la
familia Peschiera en la Urb. San Carlos, es hoy una hermosa realidad, después
de 99 años de esforzada y laboriosa tarea en beneficio de la juventud
Chanchamaina.
Con
la recordada Superiora Provincial Madre Graciela Pinto, en el año que concluida
su periodo de servicio en la Inspectoría Peruana “Santa Rosa de Lima” y quien
había orientado y animado la ejecución del proyecto en sus inicios; en Mayo de
1990, la alentadora presencia del Excmo. Sr. Obispo, Monseñor Julio Ojeda,
Sucesor del recordado Monseñor Maestu, se había podido inaugurar solemnemente
la primera etapa de la construcción, es decir, el primer piso, con las aulas y
demás ambientes. Y el año siguiente, en junio de 1991, con la grata presencia de
la querida actual Superiora Provincial, Madre Eleana Salas, joven y rica de
entusiasmo y de iniciativas por la juventud, bendecida por el mismo Señor
Obispo, se inauguraba la segunda planta del colegio con otras tantas aulas,
Biblioteca, hall y sala de profesores; permitiendo de esta manera el traslado
de un mayor número de alumnas, de la antigua escuela a nuevo local, donde todo
el ambiente respondía a las exigencias de la tarea educativa.
Otra
prueba del creciente esfuerzo desplegado por las hermanas con estos últimos
años en favor de la niñez y juventud de Chanchamayo, son los florecientes
Oratorios que en ellas atienden en las diferentes lugares de la ciudad y de sus
alrededores, con sus programas de su formación cristiana y de bien social ;
como también los nutridos grupos, o centros juveniles, que van orientando para
la vida en los diversos a:bientes sobre todo en los colegios, animadas y
guiadas por el característico fervor apostólico del espíritu salesiano.
Así
las “Hijas de María Auxiliadora” fueron abriendo con dedicación y entrega
generosa el largo y fatigoso camino a la juventud de Chanchamayo, el pueblo de
hoy, en cuyo corazón quedó sembrada la fecunda semilla del evangelio; junto con
el amor a la Virgen Santísima, nuestra Madre Auxiliadora, la que a través de
sus hijas sigue señalando a los jóvenes los luminosos y bastos horizontes de la
vida.
Los
centenares de jóvenes oratorianos y alumnos que pasaron por las aulas o por los
patios de “María Auxiliadora”, miran con cariño y gratitud a este recinto
sagrado, donde, bajo la mirada materna y bondadosa de nuestra Madre Santísima,
experimentaron las primeras y más puras alegrías de la vida.
“ 99 años educando y evangelizando a la niñez y
juventud Chanchamaina ”
“ 99 años de presencia salesiana en Chanchamayo ”
“ 99 años bajo la presencia materna
de María Auxiliadora en Chanchamayo ”
GRACIAS SEÑOR……. Por
estos 99 años entre la niñez y juventud ¡